El primer requisito es saber liderar las propias emociones, poder gestionarse correctamente a sí mismo.
7 claves para un líder productivo
Cuidar el clima de nuestra organización y visualizar nuestros objetivos en plazos de tiempo concretos son claves fundamentales.
Conseguir los objetivos y, para ello, emplear nuestros recursos de manera eficiente es la tarea de cualquier gestor. Para que esa persona se convierta en un líder debe haber una serie de comportamientos que generen compromiso en los que le rodean.
Según revela Javier Martín de la fuente, en uno de los capítulos del libro Los mitos de Silvia, la diferencia entre un líder, a secas, y un líder productivo es que el segundo no trabaja con su equipo, sino para su equipo. Esta y otras tareas conforman este decálogo de los siete requisitos de un líder productivo:
1) Saber ver las necesidades del equipo: El líder productivo es casi el coach de su grupo de trabajo y para ello debe estar atento a las herramientas que necesita cada persona cara a alcanzar sus objetivos. A la hora de tomar las decisiones que nos encaminen hacia esos objetivos, y como dice Keith Murnighan, hay que pensar primero en las reacciones que desea suscitar y luego determinar las acciones que de llevar a cabo para incrementar las probabilidades de provocarlas. Pensar en las acciones sin contar con las reacciones ha sido el motivo de errores de muchos líderes.
2) Delegar para conseguir la auto-regulación: Hay que llevar a las máximas consecuencias el proceso de delegación. Cada uno de los miembros del equipo son responsables de los objetivos a alcanzar y en ellos está que lo consigan o no.
3) Cambia el tipo de control: Ligado a esa auto-regulación de la que hablamos. Los sistemas que cuentan cómo están las cosas son útiles para navegar hacia el objetivo, para divisar ese norte común que nos atañe a todos. Hay que decir adiós al control justificativo. Algo que hemos realizado y que tiene un resultado no deseado puede servirnos en el futuro.
4) Trabajar la gestión de conflictos: Hay que ir más allá de la negociación. Analizar qué reacciones nos podemos encontrar, qué ocurre si lo afrontamos o no. En este apartado el líder también debe fomentar la asertividad, la capacidad de decir no dentro de su equipo.
5) Visualizar en el tiempo: Jaime Bacás determinaba, en un artículo para senderos de productividad, que el líder trabaja con objetivos SMART y facilita la visualización de esas metas a sus seguidores. Añade que la última letra de ese acrónimo, SMART, es la T. La T de tiempo, que nos determina que un objetivo siempre debe tener una fecha de consecución. Esta condición es la que diferencia los objetivos de los sueños.
6) Cuidar el clima organizacional: El ambiente de trabajo donde se desarrollan nuestros objetivos, donde nacen los buenos y los malos resultados. Fomentar un ambiente de trabajo donde los empleados se sientan cómodos contribuye a su productividad y a una retención del talento más sencilla.
7) Saber tomar distancia: En el libro Supere el no, William Ury creó el concepto asomarse al balcón; es decir, actuar como si estuviéramos en una terraza viendo la situación desde arriba. Ese tipo de distanciamiento mental ayuda a tener una visión más objetiva de la situación y de lo que se puede realizar en un futuro.
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