Nos da un ataque de estrés y nos vamos corriendo a la cocina, a ver qué podemos pillar. Algo rápido, y seguramente muy poco saludable. Algo que devoramos en cuestión de segundos, como para aplacar esa ansiedad que nos corroe tras una mala noticia, una discusión o un día horroroso en el trabajo. Más de un lector conoce esa sensación…
Pues bien, la neuroalimentación ha sido precisamente concebida para eliminar ese mal hábito: el de comer compulsivamente motivados por el estrés o la ansiedad. ¿Cómo? A través de un método integral que aglutina técnicas de programación neurolingüística (PNL), coaching nutricional y psicología.
El método de Raquel Paniagua que reprograma tu mente
El método de la neuroalimentación, creado por Raquel Paniagua, experta en coaching y PNL, trata de cambiar la relación con la comida a nivel mental y emocional para desencadenar hábitos alimenticios saludables y sostenibles.
Se trata de una especie de reentrenamiento mental acompañado de la adopción de una dieta equilibrada y, ante todo, consciente.
De hecho, la neuroalimentación no solo trata de ayudar a las personas a encontrar el equilibrio emocional y físico que necesitan a través de su relación con la comida, sino que, además, trabaja sobre ese perpetuo sentimiento de culpa que nos queda después de un atracón similar.
Dicho método está especializado en mujeres de entre 30 y 55 años que quieren eliminar atracones, antojos y picoteos innecesarios, tal y como explica Paniagua en su canal de YouTube. “Sé lo agotador que es, lo he vivido, sé lo que es probar diferentes tipos de estrategias…; trabajo con mujeres cada día, sé lo que se siente, pero vamos a poner soluciones efectivas”, señala en uno de sus vídeos Paniagua, donde explica, además, que el método permite resultados en un tiempo record: tan solo 30 días.
Hacia un modelo alejado de las dietas restrictivas
Con una tasa de éxito del 95% en menos de dos semanas, el método de la neuroalimentación, que han probado ya más de mil mujeres, aboga por la libertad alimentaria a la hora de decidir qué alimentos comer. Es decir, se desmarca de las restricciones y de las dietas cerradas para obtener resultados eficaces. También de aquellas dietas que apuestan por la prohibición total de alimentos procesados o ultraprocesados.
Pero no solo esta nutricionista ha ahondado en las posibilidades de reprogramar el cerebro para mejorar la relación con la comida sin recurrir a dietas estrictas..
La ansiedad por comer, también denominada hambre emocional e hiperfagia en situaciones límite (ingesta excesiva y descontrolada de comida que no obedece a cubrir una necesidad fisiológica de hambre), ha sido abordada por numerosas personas investigadoras anteriormente.
La mayoría de los estudios publicados, de hecho, llegan a la conclusión de que este mal hábito alimenticio es fruto de un manejo deficiente de las emociones, de la baja autoestima o de un exceso de autocontrol. Es decir, que la ingestión de una cantidad de alimentos superior a la óptima ocurre, normalmente, por alteraciones psicológicas y la necesidad de encontrar el placer en la comida ante una situación estresante que no se sabe cómo manejar. De ahí que la ingesta de forma compulsiva sea de alimentos especialmente grasos o azucarados.
Un buen ejemplo es el que brinda el estudio llevado a cabo por Barcın-Güzeldere HK. y Devrim-Lanpir A. The Association Between Body Mass Index, Emotional Eating and Perceived Stress during COVID-19 Partial Quarantine in Healthy Adults, y publicado en 2022 por Public Health Nutrition. En este se pone de manifiesto cómo la alimentación puede convertirse en un refugio ante el estrés, tal y como ocurrió durante el confinamiento decretado a raíz de la pandemia sanitaria, cuando adultos sanos experimentaron sobrepeso relacionado con el estrés y la alimentación emocional.
En una sociedad donde los niveles de estrés son cada vez mayores, adoptar metodologías como la de Paniagua podrían representar el futuro de la alimentación saludable.
De hecho, durante el último congreso de la Sociedad Española de Nutrición Clínica y Metabolismo (SENPE), la Dra. Iratxe Aguirre Orúe, psiquiatra en el Hospital Universitari Son Espases, destacó la importancia de la alimentación consciente o mindful eating a la hora de abordar el comer emocional. Es decir, “optar por enfoques más holísticos que promuevan una relación saludable con la comida y el cuerpo”.
