Happycracia vs felicidad laboral

por | Abr 17, 2024

¿Por qué hablamos de happycracia vs felicidad laboral? Porque son términos que a menudo se confunden pero que no significan lo mismo.

El término happycracia resuena con fuerza desde hace ya un par de años. Es aquel relacionado a la obligación de ser feliz. Con esa fórmula o antídoto contra la tristeza que pasa por el consumo del bienestar de forma masivaAl menos, así lo ven autores como Edgar Cabanas y Eva Illouz que en su obra Happycracia (2024) describen como la ciencia de la felicidad legítima “técnicas para ser más productivos, saludables y crecer como personas”

De hecho, la industria del bienestar, entendido este como autocuidado, está en pleno apogeo y mueve cifras cada vez mayores (un 5 % de la economía española según algunos estudios recientes).

Otra autora que ha hecho hincapié en las repercusiones de este fenómeno reciente, ahora que se acerca el Día del Libro, es Fariha Róisín a través de un título de 2022: Who Is Wellness For? An Examination of Wellness Culture and Who It Leaves Behind (Haper Collins). En este, Róisín alude a la monetización de la felicidad, a una industria que comercializa esta sin atender, por ejemplo, a la diversidad.

Y en una reciente entrevista para Ethic, David Bueno, especialista en Neuroeducación y autor de Educa tu cerebro (Grijalbo, 2024), se refiere también a esa comercialización de la felicidad y a la importancia de distinguir entre felicidad y bienestar incluso desde el punto de vista neuronal: “La felicidad es un pico muy placentero pero efímero”, señala Bueno para añadir después que: “el bienestar es mucho más plano, mucho más suave, pero no tiene fecha de caducidad (…). El bienestar es estar relativamente a gusto, sabiendo que todos tenemos días buenos y días malos. Ya tendremos algún pico de felicidad, pero la sensación global será mucho más placentera”.

Más allá de la happycracia: del éxito individual al colectivo

Entonces, ¿por qué seguimos hablando de felicidad laboral? Porque no son lo mismo. Existen dos grandes diferencias entre esta última y la conocida como happycracia.

La primera, que la felicidad laboral nace de un esfuerzo colectivo. Es decir, del que realizan, de manera conjunta, organizaciones y plantillas. Pero también junto con la sociedad y las Administraciones, estas últimas a través de medida y legislación que proteja a los trabajadores, sus derechos y sus demandas. La segunda, parte del análisis de necesidades y expectativas reales de los talentos para darles respuestas. Porque la felicidad laboral solo será tal si la plantilla se siente atendida en su conjunto.

Así que, podríamos decir que la felicidad laboral no solo brinda herramientas a los profesionales para que puedan mejorar su salud física y mental a través de servicios de gym o terapia psicológica, gestionar sus emociones de forma correcta con un coach o fomentar una actitud positiva ante la vida mediante píldoras formativas online. La felicidad laboral trata de solucionar aquellos hándicaps que pueden ser fruto de estrés, ansiedad, desasosiego o malestar

Una estrategia basada en bienestar laboral pondrá sobre la mesa medidas de conciliación y de flexibilidad horaria, tratará de aumentar el poder adquisitivo de las plantillas o trabajará por mejorar el ambiente de trabajo para que este sea positivo.

De hecho, ¿no sería caer en el Wellbeing Washing el intentar ofrecer a los equipos de trabajo herramientas como la terapia psicológica cuando no se hace nada por resolver la tiranía de un ambiente de trabajo tóxico o de condiciones precarias? A menudo, la happycracia conlleva este aparentar el verdadero compromiso de las empresas con el bienestar de sus plantillas

Porque la felicidad laboral entiende, como no hace la happycracia, que está la persona, pero también sus circunstancias. Y que el éxito o la salud están fuertemente condicionadas por eventualidades que se escapan de nuestro margen de maniobra. Podemos hacer mucho por nuestra felicidad, es cierto, pero el contexto ha de ayudarnos y empujarnos a ello.

En efecto, entre las 10 tendencias en bienestar laboral de la década encontramos términos decisivos como la inclusión, la igualdad y la diversidad, la convivencia o la escucha activa. Y entre los ejes de la felicidad laboral toman relevancia el bienestar social y el liderazgo consciente.

La felicidad laboral se asienta sobre el pilar de la honestidad, el compromiso y el propósito de hacer de esta una sociedad mejor. Y no sobre modas o tendencias rentables y accesibles solo para unos pocos.

 

Raquel Santos
Raquel Santos
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