En los últimos años, hemos visto cómo crecía la conciencia en torno a la comunicación positiva en entornos empresariales. De todos sus beneficios nos hablaba hace muy poco Noemí Boza a través de su libro Por qué lo llaman liderazgo cuando quieren decir comunicación (LID, 2024). Y si algo hemos aprendido es que la buena comunicación resulta clave en el desarrollo óptimo de los y las profesionales y de sus organizaciones.
En definitiva, que la comunicación es una pata indispensable del éxito en el seno de la empresa.
Sin embargo, tendemos a acercarnos a esa comunicación desde un punto de vista limitado, atendiendo solo a la comunicación externa, aquella que llevamos a cabo respecto al otro, a quien se sitúa frente a nosotros como interlocutor.
¿Qué sucede, sin embargo, con la comunicación interna, aquella que desarrollamos con nosotros y nosotras mismas? Una de las doctoras psiquiatras más famosas del momento, tiene algunas respuestas.
“Estar siempre en modo ejecutivo y en alerta tiene un coste, el ser humano no está diseñado para estar siempre en alerta”, Marian Rojas Estapé.
La voz interior: una fuente de inspiración
Marían Rojas Estapé dedicaba uno de sus podcast a la importancia de la voz interior. Esa divagación mental que puede resultar positiva o negativa dependiendo de la salud emocional de las personas.
De hecho, Estapé nos dice que podemos llegar a realizarnos autoboicot a través de esa voz interior, y nos invita a educarla. “Si nuestra voz interior es crítica, negativa o autodestructiva, esto afecta directamente nuestra salud mental, provocando ansiedad, estrés y, en muchos casos, depresión (…) Por el contrario, si aprendemos a cuidar y fortalecer nuestra voz interior, transformándola en una voz compasiva, positiva y alentadora, nuestra percepción de nosotros mismos y del mundo cambia. Esto no solo nos ayuda a tomar decisiones más saludables, sino que también nos permite establecer relaciones más equilibradas, disfrutar de una mayor paz interior y desarrollar una mayor resiliencia ante las adversidades”, explica en uno de sus interesantes videos.
Huir de los pensamientos tóxicos o saber sobreponerse a ellos puede ser la clave para paliar las crisis de estrés, ansiedad y miedo que sufren muchas personas a diario. La voz interior, esa con la que pasamos el 50 % de nuestro tiempo, tal y como recalca Estapé, “juega un papel fundamental en nuestra salud mental y emocional”. No solo eso, también en nuestra capacidad de innovar, crear, imaginar…. De hecho somos capaces de conectar con nuestras emociones y procesar el pasado, obteniendo herramientas eficaces ante cualquier situación de vulnerabilidad.
Sin embargo, por increíble que parezca, muchas personas tienden a tratar con mayor empatía, comprensión y amabilidad a quienes les rodean que a ellas mismas, haciendo que esa voz, lejos de solucionar problemas, los exacerban o nos atormenta.
Cómo cultivar y educar esa voz interior de manera positiva, según Marian Rojas Estapé:
1. Deja el móvil a un lado e indaga sobre eso que ocurre dentro de tu cabeza, indaga. Puedes hacerlo mientras paseas o riegas las plantas.
2. Da un sentido a tu yo, fomenta los ratos de divagación, que se conviertan en una rutina. Serás más capaz de poner en contexto tus emociones.
3. Permite que la voz interior te enfrente a tus problemas, que la divagación te ayude a solucionar problemas pendientes, aunque resulte doloroso.
4. Analiza cómo te hablas, el tono de tu voz interior, “cómo te narras las cosas”, si te machacas o te martirizas.
5. Si esto último te ocurre, pasa a hablarte del yo al tú, este trabajo es capaz de liberar la angustia interior.
6. Acepta que te distraes, es un estado por defecto de nuestro cerebro.
7. Descansa a lo largo del día, muévete, ya que tiene efectos positivos sobre el cerebro.
8. Apunta las tareas pendientes, los planes que te gustaría hacer, para visualizarlas, plasmarlas. “Para soñar en grande necesito divagar”, explica Estapés, también para ilusionarse.
9. Haz meditación y trae a la memoria los momentos buenos, gratificantes.
10. Recuerda que la actitud y la autoestima depende enormemente de la voz interior.
“Una sociedad hiperestimulada sustituye la divagación mental por un contenido vacío y sin sentido que viene constantemente a través de las pantallas”, Estapé.






