“Lo que marca la diferencia no es tener 70 medidas en un plan. Es que las personas sientan que están en un lugar donde quieren quedarse”. Así resumía la ponencia de clausura Jaime Nardiz, Director de Transformación Cultural e Innovación de Great Place to Work, durante el II Encuentro de Empresas Pioneras del Bienestar, celebrado en el Auditorio de Santalucía. Un cierre que no fue solo simbólico, sino contundente: en el bienestar, quien tiene la última palabra no es el manual corporativo, sino los empleados.
Y es que, como revelan los datos de Great Place to Work, las empresas mejor valoradas por sus equipos logran un 56% menos de rotación, un 35% más de productividad y hasta un 20% más de ingresos anuales. Pero más allá de las métricas, lo relevante es lo que se respira: un entorno psicológico y emocionalmente seguro, donde las personas pueden ser ellas mismas y crecer sin dejarse la salud por el camino.
Escuchar para mejorar (y no solo para quedar bien)
Cada año, más de 20 millones de trabajadores en todo el mundo responden a los cuestionarios de Great Place to Work. En España, son 400.000 personas las que, con sus respuestas, construyen el termómetro del clima laboral real. “El bienestar no es una tendencia. Es una demanda legítima de las personas”, explicó Nardiz, que insistió en una idea clave: solo el 50% de los empleados en España perciben su empresa como emocionalmente saludable. “Eso nos debería interpelar”, sentenció.
A su lado, representantes de dos compañías que no necesitan discursos porque ya tienen resultados: GFT Group Spain y Cívica, ambas certificadas como Great Place to Work y reconocidas recientemente en el ranking nacional. Según Lucía Bayce, Head of Marketing & Communication de GFT Group Spain, el cambio fue inmediato. “Lograr la certificación supuso un antes y un después. El orgullo de pertenencia aumentó, los candidatos nos perciben como un lugar seguro y eso, en tecnología, es clave. Pero además, permitió revisar lo que no estaba funcionando. Es una herramienta de mejora constante”.
Lo mismo destacó Iñaki Hidalgo Posse, People & Culture Director en Cívica, empresa que no solo ha sido reconocida, sino que fue galardonada con el premio especial Better for People. “Nosotros no queríamos una cultura fingida. Queríamos que quien entra en Cívica sepa que puede ser quien es. El plan integral de bienestar fue la consecuencia de construir esa cultura, no el punto de partida”.
Ambas compañías insistieron en la importancia de convertir el bienestar en algo transversal: desde la selección hasta la comunicación diaria, pasando por los líderes intermedios. “Tenemos programas formativos específicos para managers”, añadió Bayce. “Ellos son quienes deben traducir la cultura a los equipos. El bienestar no puede quedarse en la parte alta de la pirámide”.
El secreto: coherencia, participación y confianza
A lo largo de la jornada, se habló mucho de planes, plataformas, tecnología y estrategias. Pero al final, lo que transforma no son las herramientas, sino la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. “Hay empresas con planes de bienestar espectaculares… y un entorno diario lleno de estrés, incertidumbre o desorganización”, advirtió Nardiz. “Si no sabes en qué turno trabajas hasta el viernes, da igual que te regalen fruta o sesiones de yoga”.
La mesa redonda concluyó con tres claves para construir culturas realmente saludables:
- Diseñar desde dentro: involucrar a las personas en la creación y evaluación de las medidas.
- Formar a los líderes: el 60% del bienestar diario de un empleado depende de su responsable directo.
- Escuchar con rigor: utilizar encuestas, datos y feedback para tomar decisiones realistas y sostenibles.
Y por supuesto, comunicar. No con campañas huecas, sino con acciones consistentes. En GFT Group, por ejemplo, cada empleado recibió un correo agradeciéndole directamente su participación en la certificación. En Cívica, las semanas temáticas (salud física, salud mental, biodiversidad, orgullo) están lideradas por los propios trabajadores.
Como bien concluyó Jaime Nardiz, “el bienestar que funciona es el que se nota. Y lo que se nota, no necesita adornos: necesita continuidad”.