El bienestar corporativo vive una evolución profunda impulsada por la tecnología y el uso estratégico de datos. Ahora, el Gemelo Digital de Salud viene a marcar un nuevo paso en el ámbito de la salud laboral.
En este nuevo escenario, Wellat Technologies ha desarrollado el Gemelo Digital de Salud, una herramienta que integra información de hábitos, emociones, actividad física, sueño y otros indicadores de bienestar para ofrecer una visión 360º de la salud de los empleados.
Su objetivo no es solo monitorizar, sino anticipar riesgos, personalizar intervenciones y apoyar a la Dirección Médica con evidencia real para la toma de decisiones. Frente a modelos tradicionales que apostaban por programas genéricos, Wellat propone una perspectiva científica, personalizada y orientada al impacto para diseñar estrategias preventivas basadas en datos en lugar de intuiciones.
Para entender cómo nace esta visión, en Mi Empresa es Saludable hablamos con Alfredo Carreras, CEO y fundador de Wellat, cuya experiencia personal y profesional le llevó a preguntarse por qué las empresas seguían apostando por iniciativas de salud sin medir resultados.
“Las empresas invierten en programas de salud sin saber realmente qué impacto tienen; queríamos una herramienta capaz de medir, entender y anticipar lo que ocurre en la salud de las personas, de forma respetuosa, científica y humana”.
Del dato a la experiencia humana
Aunque los gemelos digitales se popularizaron en sectores industriales, Carreras defiende que en salud adquieren una dimensión mucho más humana. Él mismo explica que un gemelo digital “es una representación dinámica del bienestar de cada individuo y de la organización”, capaz de integrar datos reales —actividad, nutrición, sueño, emociones y entorno social— para visualizar patrones de riesgo y oportunidades de mejora. En su visión, no se trata de crear un avatar tecnológico despersonalizado, sino de acompañar la evolución de cada empleado desde una mirada holística.
En lugar de dashboards estáticos, Wellat plantea un modelo vivo. Carreras lo expresa durante la entrevista de manera natural: cada empleado cuenta con un perfil que “evoluciona con el tiempo y permite entender la interacción entre cuerpo, mente y entorno”, lo que convierte a la plataforma en un reflejo dinámico del comportamiento y no en una fotografía puntual.
Este enfoque no es teórico, surgió tras analizar cómo las empresas tomaban decisiones internas. El equipo descubrió que cerca del 80% de las iniciativas de bienestar se diseñaban sin una base analítica sólida, y el modelo permite, por ejemplo, detectar patrones de sedentarismo en determinados colectivos o ciclos de fatiga a lo largo del año, habilitando intervenciones segmentadas, preventivas y con impacto real.
Al transformar hábitos individuales en conocimiento organizativo, el gemelo digital actúa como puente entre las personas y la estrategia. No se limita a decir qué ocurre, sino por qué ocurre y cómo actuar a tiempo.
“Cada persona es distinta, con sus hábitos, emociones y contextos, y la personalización no es un lujo”.
Tecnología que no renuncia a la confianza
Trabajar con datos de salud exige una arquitectura robusta y un compromiso moral. “La tecnología debe estar al servicio de las personas, no al revés”, lo resume Carreras. No conciben un modelo en el que los datos puedan utilizarse como mecanismo de vigilancia corporativa o herramienta de control, y por eso insiste en que la transparencia forma parte de la propuesta de valor.
“Todos los datos se anonimizan antes del análisis, se cumplen los estándares más exigentes de protección y cada usuario mantiene el control sobre su información”.
Ese enfoque no responde solo a cumplimiento normativo, sino a una convicción fundacional: la confianza es el eje que sostiene cualquier política de bienestar basada en datos. Sin embargo, la tecnología no es el punto final del modelo. “Los datos son el punto de partida, pero el propósito es el destino; no buscamos recolectar información, sino transformarla en conocimiento útil para las personas y las empresas”, explica. De esta manera, la plataforma deja de ser una herramienta de análisis para convertirse en un marco de sostenibilidad humana en la organización.
Salud, talento y propósito: lo que viene ahora
Las organizaciones que ya han desplegado el modelo han observado un cambio estratégico. Con información longitudinal, los departamentos de salud laboral pueden justificar inversiones preventivas con evidencia clara y no con intuiciones. Algunos equipos han detectado patrones de estrés ligados a picos estacionales, otros han identificado colectivos con riesgo de cronicidad vinculada al sueño o al sedentarismo, y otros han usado los datos para rediseñar ritmos de trabajo más humanos.
Carreras señala que, cuando las empresas empiezan a medir de manera integral, descubren que la salud no es únicamente física: también es emocional, social y mental. Y que, cuando se actúa sobre estos vectores, el impacto no se limita a la salud individual, sino que se extiende a la productividad, la creatividad y la retención del talento.
De cara a los próximos años, Wellat continuará evolucionando hacia modelos predictivos apoyados en inteligencia artificial, análisis longitudinal y correlación contextual. Su ambición no es quedarse dentro de la empresa, sino integrarse con ecosistemas territoriales y plataformas públicas de salud para contribuir a la detección temprana a gran escala porque el gemelo digital no sea solo una herramienta corporativa, sino un activo al servicio de la sociedad.






