La forma en la que interactuamos en el entorno laboral depende de cómo nos comunicamos, con el lenguaje y también con la comunicación no verbal. Todo compone un estilo de comunicación que es importante analizar, para saber cómo gestionarlo internamente y ver cómo se comportan los demás. A continuación repasamos los 4 estilos básicos de comunicación :
1. Estilo de comunicación pasivo
El comunicado pasivo tiene dificultad para expresar sus opiniones, sentimientos o necesidades. Su personalidad es más reservada. ¿Cómo sabemos si nos encontramos ante un perfil como este? Estos son algunos de sus rasgos:
- Le cuesta decir no al igual que no suelen tener una postura definida
- Su tono de voz es bajo y no suelen mantener contacto visual
- Inquietud constante
- Bajo tono de voz
A la hora de tratar con ellos, lo mejor es mantener un enfoque directo y preguntarle de forma recurrente por su visión, dando tiempo para su argumentación. Es mejor usar un lenguaje amplio, varias vías de comunicación y trabajar en encuentros personales mejor que grupales a la hora de abordar temas más espinosos.
2. Estilo de comunicación agresivo
En el lado opuesto se encuentran los comunicadores agresivos, quienes se destacan por dominar las conversaciones y expresar abiertamente sus pensamientos. También suelen reaccionar sin pensar, lo que afecta de forma negativa la comunicación entre los compañeros de trabajo. Las principales características para distinguir a un comunicador agresivo son:
- Su voz es elevada y autoritaria
- Su manera de gesticular es agresiva
- No tienen en cuenta la opinión de los demás
- Suelen ser impulsivos
Este perfil podría ser el que muchos tenemos en la mente al pensar en jefes de otro tiempo. Perfiles que pueden inspirar respeto o autoridad pero que también pueden intimidar. A la hora de tratar con un comunicador como este la clave es mantener la calma y plantear claros unos limites por los que tiene que discurrir la conversación. En ocasiones las actitudes de nuestro oponente pueden arrastrarnos a contextos no deseados. Será positivo, en el entorno profesional, no dejarnos arrastrar a temas personales, no dejarnos dominar por las emociones y saber cuando debemos alejarnos del diálogo.
3. Estilo de comunicación pasivo-agresivo
Este tipo de comunicación mezcla aspectos de los dos anteriores. Normalmente su comunicación inicial es pasiva, pero los rasgos agresivos no tardarán en aparecer. Entre los rasgos que encontramos en su conducta son:
- Son sarcásticos
- No reconocen, ni siquiera en su gesto, que están enfadados o que tengan un problema
- Usan voz suave o dulce
- Puede parecer que quieren cooperar pero, en muchas ocasiones, hacen cosas para interferir
- Su trato es distante
A la hora de tratar con ellos es positivo ser claros en nuestra posición, pedirle opinión y animarle a hablar de aquello que le pueda frustrar. Trata de no dejar espacio para confusiones y repasa, al final, que para ambas partes la conclusión a la que llegamos es compartida por todos.
4. Estilo de comunicación asertivo
La asertividad es esa habilidad con la que expresamos sentimientos, opiniones y pensamientos, en el momento oportuno, a la persona adecuada y de una forma idónea. Es decir sin negar ni desconsiderar la posición o los derechos de los demás. Los comunicadores asertivos se caracterizan por:
- Muestran capacidad e intención de conversar y solucionar problemas
- Su gesto es amistoso y cercano
- El tono de voz es claro y su contacto visual es directo
- Saben decir no, exponiendo los motivos y sin hacer al otro sentir incómodo.
Si tratamos de mantener este estilo de comunicación, nosotros y nuestro entorno lo notaremos. La comunicación será más efectiva, mejorará el ambiente laboral y también nuestra productividad.