El webinar celebrado el 10 de julio ofreció una hoja de ruta práctica para activar la salud corporativa en el último trimestre del año. Se abordaron tendencias, activaciones efectivas y recomendaciones estratégicas para construir planes de bienestar alineados con las necesidades reales de las plantillas.
Con el telón de fondo de los últimos meses el otoño se presenta como el momento ideal para revitalizar la energía de los equipos. Así lo subrayaron Ana Moreno (AXA), Carmen Tejedor (Redexis) y José Antonio Villalba (BSH), tres profesionales reconocidos recientemente en los Premios MEES 2025, que compartieron en este encuentro online ejemplos reales de activaciones, datos y aprendizajes que funcionan en entornos corporativos diversos.
Moderado por Adrián Viñuales, CEO de Activy ES e impulsor de los Premios MEES, el encuentro tuvo un enfoque muy práctico: cómo convertir el bienestar en una estrategia viva, coherente y medible.
Renovar energía y objetivos con sentido
El último trimestre del año representa una oportunidad para impulsar la motivación, fomentar la cohesión de los equipos y consolidar una cultura organizacional saludable. Activar un plan de bienestar en otoño permite reforzar hábitos, prevenir riesgos y proyectar un cierre de año con propósito. El momento es propicio para renovar el compromiso con la salud física, emocional y social de las personas.
Uno de los principales aprendizajes del encuentro fue el valor de las campañas estacionales como palanca de cambio. Iniciativas como ‘Octubre Rosa’, ‘Movember’ o la vacunación antigripal, junto con jornadas temáticas como los “Healthy Days” o espacios de conversación sobre salud mental, ayudan a reforzar la cultura preventiva y visibilizar el cuidado como parte esencial del día a día.
El diagnóstico sigue siendo el punto de partida. Las organizaciones que escuchan a sus plantillas mediante auditorías, encuestas de clima, evaluaciones psicosociales o focus groups cuentan con información valiosa para orientar sus acciones. Indicadores como el sueño, la ansiedad o el malestar emocional permiten adaptar las propuestas a las necesidades reales de los equipos.
Planificar con una visión a medio plazo también ofrece ventajas. Los planes bianuales basados en datos epidemiológicos, combinados con revisiones periódicas, proporcionan mayor consistencia y permiten anticipar tendencias. Acciones como los talleres emocionales, centrados en la gestión de la tensión o el estrés en la atención al cliente, resultan especialmente útiles en determinados colectivos.
Pilares estratégicos para una cultura saludable
Otro bloque clave de aprendizajes fue el de los pilares que sustentan una estrategia de bienestar integral. Desde un enfoque sistémico, las organizaciones están construyendo culturas del cuidado que integran salud física, mental, emocional, social y financiera. Esa mirada holística permite alinear las acciones con la experiencia de vida de las personas.
La identificación de causas raíz a través de metodologías especializadas se convierte en una herramienta clave para intervenir de forma efectiva. A esto se suma la participación activa de las personas, el liderazgo visible como modelo de coherencia y la adaptación generacional de las medidas, ajustando las acciones al momento vital de cada persona dentro de la organización.
El deporte sigue siendo uno de los grandes catalizadores del bienestar. Iniciativas como clubes sociales con múltiples disciplinas deportivas o redes de embajadores internos que promueven la actividad física contribuyen a reforzar los lazos entre personas, dinamizar la participación y construir comunidad desde el movimiento.
La formación en bienestar también cobra fuerza. Invertir en el desarrollo de competencias emocionales, habilidades relacionales y cultura saludable entre los líderes es clave para impulsar transformaciones profundas. La capacitación continua, la reducción de brechas digitales y la promoción de sinergias intergeneracionales refuerzan el valor colectivo y cohesionan los equipos.
Por último, el bienestar financiero emerge como un área de acción prioritaria. Medir su impacto, comprender sus implicaciones y diseñar soluciones adaptadas a cada etapa de la vida profesional ayuda a reducir el estrés económico y a fortalecer el equilibrio personal. Las estrategias que abordan este aspecto desde la personalización están ganando terreno en las empresas con una visión integral del cuidado.
Más allá del calendario, lo importante es construir una narrativa compartida, basada en el cuidado mutuo, que impulse el rendimiento y el compromiso desde la salud.
Diseñar un plan de bienestar para el otoño es mucho más que una cuestión táctica: es una oportunidad estratégica para consolidar hábitos, reactivar la energía del equipo y terminar 2025 con impacto positivo y sostenible.