La productividad de las personas no es igual a trabajar hasta el agotamiento. De hecho, los psicólogos Yerkes y Dodson pudieron demostrar que el rendimiento continúa incrementándose hasta un determinado punto de activación a partir del cual empieza a decaer. El rendimiento óptimo requiere una activación moderada, mientras que si es alta o demasiado baja reducirá el rendimiento. Cuando tenemos un nivel bajo de activación con frecuencia nos aburrimos y baja la productividad. Por el lado contrario, si las demandas son excesivas tendemos a experimentar ansiedad y malestar psicológico lo que de nuevo reduce la productividad.
Esta ley de Yerkes-Dodson plantea que la mejor forma de potenciar el rendimiento es aumentar la motivación para realizar las tareas. Cuando percibimos la tarea como estimulante y con un cierto desafío nos concentramos en mayor medida y nuestro rendimiento es óptimo.
Esto se asocia con otro concepto psicológico muy conocido, el estado de flujo o flow de otro reconocido psicólogo, Csikszentmihalyi. Este estado de máximo rendimiento donde hay una implicación mental completa y gratificante, se consigue cuando percibimos las tareas como estimulantes, sentimos que tenemos la habilidad adecuada para realizarla, tenemos los objetivos claros y bien definidos y recibimos una retroalimentación inmediata de nuestro desempeño.
Por lo tanto, ya seas trabajador por cuenta ajena o autónomo, tener presente estos conceptos te ayudará a tener un desempeño mejor en tu día a día realizando tu actividad laboral de la forma más eficaz posible y con el menor esfuerzo. Eso es lo que vas a poder encontrar aquí: consejos para conseguirlo una mejor productividad y sentirte mejor en el camino.
Productividad no son horas trabajadas
Aunque muchas empresas siguen equiparando la productividad a las horas trabajadas, es un índice sesgado e incierto. Estar en el trabajo no significa necesariamente que produzcas, de hecho cada vez más se habla de un efecto de desconexión con el trabajo y desafección con la empresa.
Culturas empresariales que no fomentan un buen clima laboral, donde no hay una carga de trabajo razonable, una organización de las tareas funcional y una prevención de los riesgos psicosociales no van a fomentar la productividad.
En España, el número máximo de horas extraordinarias que pueden hacerse al año es de 80.
Por eso, si queremos aumentar la productividad, deberíamos crear culturas empresariales donde el presentismo no sea la norma sino el cumplimiento de objetivos. Sólo en ecosistemas laborales abiertos a la flexibilidad y orientados a resultados la productividad personal alcanza su máximo potencial.
Consejos para mejorar tu productividad
A nivel personal, conviene adquirir hábitos que mejoren nuestra productividad y satisfacción con el trabajo. Toma nota, tanto si trabajas para otros como si eres tu propio jefe y en cualquier ámbito laboral.
Haz descansos
Es necesario colocar este consejo en primer lugar. El límite en atención sostenida para el ser humano está en torno a 45 minutos. Por tanto, cada hora deberías tomar un pequeño descanso activo que te ayude a despejar la cabeza y desentumecer el cuerpo.
Especialmente importante en el caso de los trabajos físicos, repetitivos o que obligan a mantener posiciones corporales durante mucho tiempo.
Además de ello, no olvides tomar tus descansos estipulados por contrato sin excepción. Si saltarte tu media hora reglamentaria o la comida se convierte en una norma no escrita, no solo estarás vulnerando tus derechos, sino que tu productividad bajará de manera indiscutible, recuerda la Ley de Yerkes-Dodson.
Planifica tu jornada
Si depende de ti el realizar un planning de la jornada de trabajo, procura tenerlo pensado antes de comenzar. Hacer una lista de lo que tienes que conseguir ese día, jerarquizarlas establecimiento su prioridad, darles un orden y ejecutarlas según un plan. Con ello evitas bloqueos y favoreces el flujo de trabajo y te orienta a resultados.
Elimina distracciones
Si bien es necesario estar comunicado con el mundo exterior para cubrir emergencias personales, tener a mano el móvil no debería ser un motivo de distracción. Lo mismo pasa con los compañeros de trabajo o con tus propios pensamientos.
Es importante tomar medidas para que los diferentes distractores de tu entorno o tu vida personal no interfieran en tu desempeño laboral. Algunos ejemplos son estos:
- Configura tu móvil para que solo muestre notificaciones urgentes.
- Si es posible, busca lugares tranquilos para trabajar.
- A veces, trabajar en soledad es la mejor forma de concentrarse y darle un buen empujón a la lista de tareas.
- Utiliza auriculares o tapones mientras trabajas.
- Revisa los mails y mensajes de whatsup no cuando llegan sino en los tiempos que asignes para ello, por ejemplo, cada hora o a media mañana y al final de mañana.
- Soluciona tus problemas personales lo antes posible, tanto por tu bienestar como para que no te estén agobiando.
Olvídate de la multitarea
¿Alguna vez has visto a un camarero memorizar una lista de bebidas de una mesa de 12 a la vez que limpia, recoge y le hace una seña a otra mesa para indicar que enseguida se acerca? La memoria de camarero, es una increíble habilidad que, como todas, puede entrenarse, pero que también te hace más propenso a cometer errores. Recuerda ahora cuántos vasos de agua se han perdido en el olvido de los pedidos.
Siempre que puedas, enfócate en una tarea a la vez. Dedícale plena atención, ciérrala de forma definitiva y sigue con otra. Es cierto que, en ocasiones, esto lleva más tiempo que hacer varias cosas a la vez, pero también previene errores en el futuro que podrían colapsar el flujo de trabajo.
Mantén ordenado tu lugar de trabajo
Cada persona tiene su propia percepción del orden, es cierto. Sin embargo, todos los elementos de tu trabajo deben estar accesibles, fácilmente localizables y dispuestos de forma que no causen distracciones. La limpieza en el espacio de trabajo también es indispensable para que la productividad y la eficiencia no decaigan.
Automatiza todas las tareas que puedas
Recordatorios, correos automáticos, cálculos recurrentes y un largo etcétera son ejemplos de esto. Todo aquello que pueda hacer un dispositivo por sí solo ahorra tiempo y recursos mentales.
Entrena tu asertividad
Son muchos los entornos de trabajo en los que las voces demandantes son altas y contradictorias: compañeros que necesitan ayuda, jefes que no se ponen de acuerdo entre ellos y otros ejemplos que seguro que te suenan. Por eso, no dejes una tarea a medias ni alargues tu jornada si no crees que es indispensable. Eres responsable de tu trabajo y no del de nadie más.
Cuida de tu salud
De nada sirve aumentar la productividad a expensas de la salud y la felicidad. Asimismo, también se puede afirmar lo mismo en el otro sentido: no se debe pensar en ser un trabajador más productivo cuando algún aspecto de la vida está produciendo malestar, tanto físico como emocional.
Por eso, recuerda cuidar de ti antes que de tu trabajo. Son varias las medidas que puedes tomar para ello:
- Respeta tus ritmos naturales: duerme las horas que necesites, establece una rutina para comer, descansar, trabajar, etcétera. El cuerpo agradece las rutinas y se desajusta con los cambios de horas y alimentación.
- Aliméntate bien: dentro de este consejo está el de seguir una dieta saludable y también el de darse un capricho de vez en cuando. Comer bien es uno de los principales pilares de tener una salud férrea.
- Estimula tu mente: realiza diferentes pasatiempos, aprende nuevas habilidades, cambia de mano al remover el café. Cualquier actividad que suponga algo nuevo para tu cerebro te protege contra el aletargamiento.
- Haz deporte: especialmente indicado para aquellos trabajos que castigan el cuerpo. También habrás oído hablar de los beneficios del ejercicio para la productividad, ya que aumenta tu energía y ayuda a la concentración.
- Practica el autocuidado: escucha lo que necesita tu cuerpo y tu mente y reserva un espacio específico para ello. No hay ninguna actividad concreta para recomendar, solo el hecho de que disfrutes conscientemente de un tiempo solo para tu bienestar. Meditación, paseos, un baño, un rato tumbado o realizar alguna actividad en la que fluyas con naturalidad.
Como ves, son varias las acciones que puedes tomar para aumentar tu eficiencia en el trabajo y tu productividad. Recuerda, para terminar, que acudir a un psicólogo también forma parte de esas medidas. Bien para afrontar el estrés, la depresión y la ansiedad, bien para organizar mejor tu vida y obtener aquello que quieras. Para trabajar bien debes estar bien, y sin cumplir esa premisa nunca se avanzará hacia una productividad real en las empresas.
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