“Hacerlo bien y hacerlo saber”: el relato auténtico del bienestar corporativo

por | Oct 24, 2025

El pasado viernes, durante el noveno Congreso Internacional Académico y Profesional de la Felicidad celebrado en la Universidad de León, la subdirectora general de Más Cuota, Cristina Chollet, compartió con los asistentes las bases para poner en marcha un plan de bienestar eficaz. Aunque el tiempo no permitió desarrollar por completo la exposición conjunta prevista con Mi Empresa es Saludable, el mensaje central quedó claro: el bienestar organizacional no puede limitarse a buenas intenciones o campañas emocionales. Necesita método, coherencia y verdad.

En un momento en el que muchas empresas comunican su compromiso con el bienestar, la clave no está en decirlo más alto, sino en hacerlo mejor. Tal y como recuerda el profesor Miguel Santesmases, «Hacerlo bien y hacerlo saber» es un magnífico antídoto contra el “marketing emocional” vacío. Trasladado al terreno de la comunicación corporativa, significa: primero evidencia, después narrativa; primero prácticas, luego eslóganes. Es decir, primero hay que hacerlo bien… y solo después contarlo. Porque si no hay coherencia, si no hay hechos detrás, la comunicación se vuelve ruido. Y el bienestar, puro marketing emocional.

El III Estudio de Mi Empresa es Saludable (2025) lo demuestra con claridad: el 75% de las empresas españolas ya integra el bienestar en su estrategia de comunicación. De ellas, el 68% percibe una mayor conciencia de autocuidado entre los empleados y casi el 99% lo relaciona directamente con empoderamiento profesional. En otras palabras, cuando se cuida de verdad a las personas, se gana en resultados.

Pero para que ese relato sea creíble, debe nacer de cinco pilares, las conocidas 5C del bienestar corporativo: Cuidado, Comunicación, Conexión, Cultura y Coherencia.

C: Cuidado

El cuidado es el punto de partida. Empieza por cómo se habla y se escucha dentro de la organización. Porque una comunicación sana es la base de un entorno seguro. Cuando los equipos pueden expresarse sin miedo y sienten que sus preocupaciones son escuchadas, el ambiente cambia. Ese cuidado se nota en los gestos pequeños: en una reunión uno a uno, en un líder que pregunta “¿cómo estás?” antes de hablar de objetivos, o en una dirección que crea espacios reales para abordar lo que preocupa. “Lo que se dice, se hace. Y lo que no se hace, también comunica.” Ese principio resume la esencia de toda comunicación con alma.

La Organización Mundial de la Salud respalda esta visión: los entornos de trabajo que fomentan el apoyo psicológico y la comunicación abierta reducen el absentismo hasta en un 27% y aumentan la productividad en torno a un 12% (WHO Guidelines on Mental Health at Work, 2022).

C: Comunicación

La segunda C, la comunicación, tiene que ver con el cómo: cómo se habla uno mismo, cómo se dialoga dentro, cómo se comunica hacia fuera. El lenguaje de una empresa acaba moldeando su cultura emocional. Se habla mucho de comunicación, pero poco de conversación. Y ahí entra la Comunicación No Violenta, el modelo desarrollado por Marshall Rosenberg, que hoy aplican cada vez más compañías para mejorar la empatía y la gestión emocional en los equipos.

La experta María González, una de las mayores referentes en Comunicación No Violenta en España, explica que “la CNV no consiste en hablar más suave, sino en escuchar más profundo”. Según González, el bienestar organizacional comienza cuando las personas se sienten vistas y comprendidas, no juzgadas. “Cuando una empresa adopta un lenguaje que parte de la empatía, la productividad no se impone: florece”, sostiene.

Su planteamiento está respaldado por la evidencia. Un metaanálisis publicado en el Journal of Applied Behavioral Science (2023) demuestra que las organizaciones que implementan programas de Comunicación No Violenta mejoran la cooperación entre departamentos en un 32%, reducen los conflictos internos en un 39% y fortalecen la satisfacción laboral.

C: Conexión

La conexión, tercera de las C, tiene que ver con el sentido. No se trata solo de hablar bien en público o de redactar mensajes inspiradores, sino de invitar a los equipos a formar parte del relato. Conectar es dar sentido a lo que se hace, responder al “para qué” y construir propósito compartido. Cuando esto ocurre, el bienestar deja de ser un programa más y se convierte en energía colectiva. Según el MIT Human Dynamics Lab, los equipos con mayor conexión emocional y sincronía comunicativa son hasta un 30% más productivos que aquellos que carecen de ella.

Como afirma Noemí Boza, directora general de Más Cuota y autora de ‘Por qué lo llaman liderazgo cuando quieren decir comunicación’, “Sin conexión humana no hay bienestar posible. La verdadera transformación empieza en cómo nos hablamos, cómo nos escuchamos y cómo nos hacemos sentir.” Es precisamente lo que se observa en las organizaciones que avanzan: han dejado de usar la comunicación como escaparate y la han convertido en una herramienta de gestión emocional. No es solo un medio para informar, sino una práctica que mejora el clima, fortalece la confianza y previene el estrés laboral.

C: Cultura

La cuarta C es la cultura, y aquí resuena una de las frases más lúcidas de Peter Drucker: “La cultura es lo que sucede en los pasillos cuando no está el jefe.” Ahí está la verdad de una organización. Se pueden colgar carteles con valores o lanzar campañas de felicidad, pero si en el día a día hay miedo, silencio o desconfianza, el relato se desmorona.

El bienestar no puede ser un accesorio: debe integrarse en el ADN de la empresa, en su forma de trabajar, decidir y comunicarse. El III Estudio de Mi Empresa es Saludable lo confirma: las empresas que impulsan la comunicación interna y la escucha activa reducen la rotación y aumentan significativamente el compromiso. Cuando la cultura cuida, el talento se queda.

C: Coherencia

La coherencia es la quinta C, y probablemente la más determinante. Todo lo anterior se diluye si no hay coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Hablamos de desconexión, pero seguimos enviando correos a medianoche. Prometemos salud mental, pero no reducimos cargas. Defendemos la escucha, pero no escuchamos.

La coherencia es la prueba de fuego del liderazgo. Y el cambio, como señalan los estudios de Harvard Business Review (2023), debe empezar desde arriba: los líderes que actúan de forma coherente y ejemplar incrementan la confianza de sus equipos en un 47%, lo que se traduce en mayor rendimiento y lealtad organizacional. La cultura del ejemplo sigue siendo el lenguaje más universal que existe.

El resultado natural de estas cinco dimensiones es una sexta C: el compromiso

Cuidado, comunicación, conexión, cultura y coherencia generan entornos de trabajo más humanos y sostenibles, donde las personas no solo rinden, sino que se implican. El Edelman Trust Barometer (2025) revela que el 71% de los empleados confía más en las empresas cuyos líderes demuestran empatía y consistencia, y que esos entornos fomentan hasta un 23% más de innovación.

En definitiva, construir un relato auténtico de bienestar exige algo más que buenas intenciones: requiere hechos, coherencia y escucha. Porque solo cuando se hace bien… tiene sentido contarlo.

Elena Carrascosa
Elena Carrascosa

Directora de Contenidos y experta en gestión de comunidades B2B. Desde 2019 impulsando Canal CEO, Barra de Ideas, Menudas Empresas y Mi Empresa es Saludable, comunidades especializadas en los territorios de Liderazgo, Gestión de Restauración, Bienestar Laboral y Gestión de Pymes con vocación de crecimiento.

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