En el mes del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, es momento de hablar del eterno elefante en el cuarto: el estrés laboral. Lo vivimos, lo normalizamos… pero ¿qué estamos haciendo realmente para frenarlo? El trabajo ha cambiado, pero ¿estamos preparados para adaptarnos a los nuevos retos que surgen, especialmente en términos de bienestar y salud mental?
Por eso convocamos al equipo de Quality Lives, para que nos ayuden a desentrañar cómo hacer del bienestar, un bienestar real.
Hiperconectados y agotados
Empecemos por un dato revelador: en España, el 37% de los empleados sufre estrés, ansiedad o depresión causados por el trabajo (UGT, 2024).
Y la tecnología, que nos prometió hacernos la vida más fácil, ha terminado por convertirse en un arma de doble filo. Si bien ha mejorado la productividad y la conectividad, también ha aumentado la presión laboral y la fatiga mental. Esto está afectando cada vez más a los empleados y, por lo tanto, a la productividad y cohesión de los equipos.
Trabajo híbrido, disponibilidad 24/7 y desconexión cero. Suena familiar, ¿verdad? La sensación de tener que estar siempre “on” y responder al instante a cualquier mensaje ha disparado la fatiga mental. La capacidad de trabajo de los empleados está siendo evaluada no solo en base a sus resultados, sino también en la rapidez y cantidad de su disponibilidad. En algunos casos, la línea entre lo personal y lo profesional se ha difuminado completamente, creando un entorno en el que la desconexión es casi imposible.
“El estrés laboral tiene parte de su origen en los modelos de localizaciones híbridas. Dentro de los factores que más acentúan el estrés proviene principalmente de la hiperconectividad, la falta de límites entre vida personal y profesional, la sobrecarga de trabajo y la falta de apoyo emocional y organizativo por parte de la empresa o sus responsables directos”, explica Ana Hernández, CEO de Quality Lives
La hiperconectividad, la falta de límites y la sobrecarga de trabajo están impactando en la salud mental de las personas. Las empresas deben tomarse en serio el bienestar de sus equipos, porque las personas sienten la presión de estar disponibles en todo momento, y el acceso constante a la tecnología hace que la pausa o el descanso se conviertan en algo casi irrealizable.
“A esto se suma una comunicación poco clara y expectativas ambiguas sobre la productividad en remoto, lo que genera ansiedad y fatiga mental”, añade Hernández.
Las videollamadas y los correos electrónicos se han convertido en los principales medios de comunicación, lo que ha debilitado los lazos personales dentro de los equipos. Cuántas veces repetimos “al fin nos conocemos de verdad”, con quien llevamos un intercambio laboral llamativamente largo. Y los números, lamentablemente, confirman el panorama: en los primeros nueve meses de 2024, España registró más de 468.000 bajas por problemas de salud mental.
La soledad y la falta de conexión emocional no solo afectan al bienestar individual, sino también a la productividad general del equipo y de la organización.
¿Qué pueden hacer las empresas (y tú) para frenar el estrés laboral?
“Desde mi punto de vista las buenas prácticas deben salir de una convicción profunda de que invertir en el bienestar de la plantilla tienen un efecto palanca para una transformación emocional de los equipos. Buscar realmente una empresa que sepa a lo que se dedica en materia de bienestar, con resultados y buenos casos de éxito e involucrar desde el C-level cubriendo todo el prisma organizacional, e involucrar”, opina Ana.
Evitar las soluciones superficiales: Es común ver empresas implementando medidas superficiales como ofrecer fruta en la oficina o realizar charlas puntuales sobre bienestar. Si bien estas acciones pueden ser un buen punto de partida, no abordan el verdadero problema. Las soluciones rápidas y estacionales no son suficientes si el estrés sigue siendo parte de la cultura organizacional. Las empresas deben tomar medidas más profundas y estructurales para cuidar el bienestar de sus empleados.
Incorporar programas reales de bienestar, con sesiones de mindfulness, coaching emocional y formación en gestión del estrés. Estos programas no solo deben ser implementados como actividades puntuales, sino como una cultura continua que apoye el bienestar emocional a lo largo del año.
Promover la desconexión digital, evitando correos fuera de horario y estableciendo momentos reales de descanso. Fomentar la importancia de no estar siempre disponibles a través de las plataformas digitales es esencial.
Fomentar la flexibilidad, no solo en horarios, sino también en la forma de trabajar. La flexibilidad laboral no debe limitarse a elegir entre trabajar desde casa o desde la oficina. Las empresas deben adaptarse a las necesidades de cada persona, permitiendo un equilibrio que respete la vida personal y profesional.
Formar a los líderes en gestión emocional, para que puedan prevenir el burnout en sus equipos. Los mandos intermedios son clave en la prevención del estrés, ya que son los que están más cerca de los empleados y pueden identificar signos de agotamiento antes de que se conviertan en un problema mayor.
Reducir reuniones innecesarias, permitiendo bloques de trabajo sin interrupciones constantes. Las reuniones virtuales, en muchos casos, no son tan productivas como parecen. Es importante gestionar el tiempo de manera más eficiente para maximizar la concentración y el rendimiento.
Tecnología: tu aliada, no tu enemiga
Si la fatiga digital y la sobreexposición a pantallas están afectando tu descanso, prueba estos consejos para lograr un equilibrio saludable con la tecnología:
Haz pausas activas de 5 a 10 minutos cada hora. Caminar, estirarte o incluso tomar una llamada en movimiento puede marcar la diferencia. Estos pequeños descansos ayudan a reducir la tensión muscular y la fatiga mental.
Bloquea tiempos sin reuniones en tu agenda para poder concentrarte de verdad. La productividad se incrementa cuando podemos dedicar tiempo sin interrupciones a las tareas más complejas o creativas.
Reduce el uso de pantallas en reuniones internas cuando no sean imprescindibles. A veces, las reuniones en las que todo el mundo está mirando una pantalla no son tan efectivas como aquellos encuentros en los que la conversación es el centro.
Aprende sobre higiene del sueño, porque descansar bien es clave para rendir mejor. Un buen descanso es esencial para la productividad y el bienestar emocional. De nada sirve estar disponible todo el tiempo si no somos capaces de rendir al máximo cuando estamos trabajando.
La clave está en el equilibrio. La tecnología ha venido para quedarse, pero el bienestar también debería ser innegociable. No podemos permitir que la presión digital nos sobrepase. Es hora de cambiar nuestra relación con el trabajo y con la tecnología, buscando un equilibrio que nos permita ser más productivos sin sacrificar nuestra salud mental.
Un equipo que se siente respaldado y cuidado es un equipo que rinde mejor.